No todos los días participamos en una carrera de 24 horas de duración en el circuito de El Jarama. Voy a intentar trasladaros, a modo de diario de carrera, todo lo vivido como piloto dentro del gran equipo Ford Fiesta 1.0 Ecoboost ABC ABAQUR en la carrera más solidaria del año: las 24 Horas Ford 2017.
Recibir la invitación para participar en una prueba en las que se juntan la velocidad, la resistencia y, sobre todo, la eficacia es todo un honor. Pero lo es aún más cuando el propósito o fin de la misma es la solidaridad.
Ford nos ha demostrado un año más estar a la cabeza en acción solidaria dentro del sector automovilístico. Hasta la fecha ha repartido más de 1,5 millones de euros a ONGs para desarrollar proyectos solidarios que ayudan a colectivos desfavorecidos.
Pocos son los que no conocen todavía este evento competitivo de solidaridad. Si eres uno de ellos, debes saber que en el ecuador del año, y vamos por la decimocuarta edición, Ford organiza una carrera solidaria en el circuito de El Jarama con el lema “Nuestra meta es la solidaridad”.
En esta edición han sido doce equipos los que formaban la parrilla de salida, cada uno de los cuales representaba a una ONG. Cada equipo está formado por diez pilotos: compañeros del mundo del motor, patrocinadores, embajadores de las ONG, clientes, empleados de Ford… y la figura de los coordinadores, lo que en Fórmula 1 podrían ser los ingenieros de pista.
La prueba consiste en dar el máximo número de vueltas al circuito durante 24 horas y con una cantidad específica de combustible que indican el mismo día de la prueba; solo se para en los relevos de los pilotos, cambios de rueda, repostaje, etc.
Y aquí empiezan todas las estrategias y fórmulas para conseguir ser los más rápidos, los que más vueltas den, pero disponer del suficiente combustible como para cruzar la línea de meta 24 horas después de comenzar la prueba.
Días previos
La emoción de participar en este evento comienza días antes de la misma. Desde la organización de Ford te llaman para pedirte las tallas para el mono, camisetas, casco… y te informan del modelo de coche que se va a utilizar. De la cantidad de combustible no dirán nada hasta el mismo día de la prueba.
Normalmente Ford aprovecha para rodar con un modelo nuevo o que está a punto de presentarse. En esta edición hemos sido los primeros en probar, y durante 24 horas, el nuevo Ford Fiesta con motor Ecoboost 1.0 de 125 CV de potencia.
Te vas dando cuenta de que no es una presentación más, ni una prueba específica de un modelo; es una competición con reglamento establecido y sanciones para los comportamientos antideportivos. De hecho, la decisión del Director de Carrera, la autoridad del evento, es inapelable, como Charlie Whiting en la Fórmula 1.
Absolutamente todo aparece en el reglamento: por ejemplo, el tiempo de pilotaje no puede exceder de 50 minutos por piloto. Tampoco se puede rebajar de dos horas el tiempo de descanso de cada piloto entre relevos.
Aunque en el pit lane del circuito de El Jarama aparece una señal de «máximo 60 km/h», el reglamento lo fija en 40 km/h, y -cuidado- hay dispositivos que miden dicha velocidad.
Al ser una prueba que premia la eficacia, tampoco se permite aprovechar la «aspiración aerodinámica» (lo que coloquialmente llamamos rebufos). Todas estas circunstancias penalizarán al equipo que no las cumpla.
Cada equipo se encargará de los repostajes de carburante y, según la estrategia empleada, éstos podrán realizarse según convenga. Para ello el piloto debe conducir hasta la zona específica en el paddock al inicio del pit lane, donde el coordinador le esperará para realizar el repostaje. Y aquí tenemos otra circunstancia que puede alterar la clasificación final: si se coincide con otro coche, se debe esperar el turno según llegada.
Iluso de mí, pensé que en 24 horas no haría falta cambiar de neumáticos. Normalmente las gomas pueden durar 30.000 o 40.000 kilómetros en condiciones normales, así que creí que no haría falta cambiarlas, ya que como mucho podríamos hacer unos 4.000 kilómetros en la totalidad del evento. Más adelante comentaré con más detalle, pero adelanto que tuvimos que cambiar las ruedas delanteras dos veces, no os digo más.
Aun así, el reglamento obliga a cambiar como mínimo los dos neumáticos delanteros y siempre antes de la 14ª hora de carrera; es decir, si la carrera comienza a las 17 h, el cambio debe hacerse antes de las 7 de la mañana del día siguiente.
Un detalle interesante es conocer que la presión de las ruedas está fijada por reglamento a 2,7 bares y evidentemente, si se modificara, caería penalización.
El día de la prueba
Llego al circuito con impaciencia de comenzar y cierta preocupación, desconozco los detalles de cómo se va a desarrollar la prueba, y además siento un alto grado de responsabilidad, nunca había participado en una competición, aunque sea solidaria y amistosa.
Tras acreditarnos y vestirnos de auténticos pilotos, cada uno con su mono personalizado, compruebo que dentro de la equipación figura un neceser, toalla, y chanclas… total, esto va en serio, vamos a estar 24 horas compitiendo en el circuito. ¡Solo faltó el pijama!
Tras un pequeño briefing de presentación de equipos, me dirijo al box 11, y allí conozco a nuestros coordinadores Gestas Saavedra y Roger Carbonell, nuestros ingenieros de pista.
En el ambiente se notaba la amistad y simpatía, las risas, la emoción por participar, y la felicidad de todos al saber que la solidaridad será la ganadora.
También se notaban las ganas de competir, a todo el mundo le gusta ganar, claro, y, aunque todas las ONGs tendrán premio, queden en el puesto que queden, la cuantía económica para proyectos solidarios cambiará dependiendo del lugar de clasificación. Sí, aquí empieza la verdadera competición.
Ya desde antes que comenzara la prueba y una vez ya cargado el depósito de gasolina hasta el máximo, todos los equipos ahorramos combustible, así que colocábamos los coches con el motor parado, es decir, empujándolo.
A las 17:00 h comenzaba la carrera con David Andrade al volante del Ford Fiesta 1.0 Ecoboost ABC ABAQUR, uno de los embajadores de la ONG de nuestro equipo.
Posteriormente lo haría Jota Abril, también embajador, y el resto de pilotos que conformamos el equipo: Pedro Luis Pedrón, Unai Mezcua, Aitor Santos, Emilio Marquez, Alfonso García, Enrique Silvestre, Javier Moreno y un servidor, Sergio Gómez.
La emoción estaba servida, salíamos octavos, esa posición venía determinada por la cantidad de “likes” y compartidos de la red social Facebook. Pero, tras la primera vuelta, David Andrade consiguió colocar el Fiesta ABC ABAQUR en las primeras posiciones.
Al muy poco tiempo de comenzar la prueba, el equipo Ford Fiesta GQ ONG SAR-Navarra comenzó a tener problemas con el embrague y tuvieron que cambiar de vehículo. Utilizaban con ello el único coche de sustitución que teníamos todos a nuestra disposición; no podíamos cometer errores.
El Jarama, de noche
Comenzaba a caer la noche y nuestra posición empezaba a descender. Nuestros coordinadores, tras múltiples cálculos en sus ordenadores, daban información al piloto acerca del combustible que debía gastar y, en cuanto algún piloto se pasaba del consumo acordado, nos llamaba la atención para reducirlo.
Debíamos realizar una conducción ya no solo eficaz, sino estratégica, para conseguir el menor tiempo por vuelta con el menor gasto posible. En este sentido, nuestro piloto David Andrade dejó una de las vueltas más rápida al circuito, parando el cronómetro en 2’ 13’’, eso sí, el gasto se subió más de lo deseado.
Llegó mi turno. Mi estado era algo nervioso, quería hacer un buen papel y, por supuesto, subir posiciones, pero sin gastar de más. Por otra parte, nunca había rodado en El Jarama de noche; no es lo mismo que circular por una carretera, no existen marcas viales, ni señales reflectantes, tan solo una iluminación tan tenue que en muchas zonas no ayudaba: con tanto desnivel en el circuito, incluso perjudicaba al deslumbrar.
En mente solo tenía dos datos: hacer el tiempo por vuelta en menos de 2’ 35’’ y lograr un consumo medio de unos 9 litros a los 100 km/h.
Nada más entrar en el coche, engrané primera velocidad y salí. Aunque nuestro coordinador nos recomendó abrocharnos el cinturón y colocarnos tanto el asiento como el volante aún parados en el box, yo quería perder el menor tiempo posible y recuperar segundos en cualquier sitio. Además, en el reglamento no decía nada al respecto, así que, mientras recorría el pit lane a 40 km/h, tenía tiempo para abrocharme el cinturón, colocarme el asiento y el volante, dar los datos sobre autonomía, consumo, y distancia recorrida total y parcial del piloto que se acababa de bajar y resetear todos los datos del ordenador para mi turno.
En mi primera vuelta tomé contacto con el coche, con la pista de noche, y fui prudente con el acelerador. Hasta el segundo paso por meta no obtuve los datos reales del tiempo empleado, ya que en la primera contaba con la parada en box, pero sí veía el consumo que estaba realizando. Mi sorpresa fue ver 8 litros, aunque iba bastante despacio.
Desde el box me empezaron a cantar los tiempos: ¡no eran nada malos para el consumo que estaba realizando!, y además reducía el tiempo de los equipos que me precedían.
Cada paso por meta me ofrecía mayor confianza, estaba contento con el resultado que estaba obteniendo. Intenté afinar más mi conducción y conseguir más inercia, mejor trayectoria y menor frenado. Aceleraba más en la subida Pegaso y hacia la curva Monza, y levantaba el acelerador mucho antes de acabar el muro de la recta de meta. Sin embargo, en la zona de la curva Portago la luz molestaba muchísimo y generaba confusión de la zona por la que circulaba, había que aumentar la concentración para reducir los sustos y posibles salidas de pista.
¡Conseguí recuperar la tercera posición! Y todo ello con un consumo de 9,5 litros.
Después de dos intervenciones, con más de dos horas de intervalo según reglamento, me fui cansado a dormir un rato. En mi ausencia el equipo tuvo que cambiar las dos ruedas delanteras, la rueda izquierda estaba en los alambres.
Amanece en El Jarama
A las 7 de la mañana y coincidiendo con uno de los relevos, se organizaron para cambiar ruedas, las delanteras. En el cambio sufrimos una gran pérdida de tiempo, una de las mangueras de aire comprimido tenía pérdidas de aire y una de las tuercas de la rueda salió despedida, todo el equipo tuvo que correr detrás de la tuerca perdida…
Tal fue la avería que, al llegar al box, me encontré con nuestro coche en penúltima posición y con un gasto de combustible mayor de lo esperado.
En estos momentos es cuando se te cae el alma a los pies e intentas recomponerte de alguna manera, pero miras a tu alrededor y ves a los responsables de la ONG con algo de desilusión… pocas horas antes estábamos en posición de pódium. Los compañeros tienen cara de circunstancia y los coordinadores, sin haber dormido ni un minuto, siguen al pie del cañón sin parar de calcular el combustible para no quedarnos tirados.
«¡No importa!»- grité- «Estamos con posibilidades de recuperar, seguro que los demás equipos han gastado mucho más combustible y se quedarán tirados».
El ánimo vuelve a recuperarse dentro del box, de alguna forma me gustaría saber qué gasolina les queda a los demás equipos. Me acerco a la zona de repostaje a ver si me puedo enterar de algo.
Conversé con el encargado de otra de las empresas patrocinadoras, BP. Hablamos de las cualidades de la gasolina empleada, BP Ultimate con tecnología Active de 98 octanos, y de la gasolina que quedaba a cada equipo, no sé si era confidencial.
Efectivamente, hay varios equipos que no tienen casi gasolina, por lo que empezamos a montar estrategia de reserva de gasolina perdiendo el menos tiempo posible y de ataque al final con lo que nos quede.
Recta final de la competición
Se van acercando las últimas horas y comienza el nerviosismo. Observamos que la rueda delantera izquierda sufre muchísimo más que la derecha. Me fijo en las ruedas ya cambiadas y ciertamente el flanco de la rueda izquierda está para tirar; sin embargo, la rueda derecha sigue como nueva.
Evidentemente en el circuito de El Jarama predominan las curvas de derechas, por lo que el neumático izquierdo sufre más que el derecho.
No podremos terminar la carrera con los neumáticos que llevamos, así que mejor cambiar cuanto antes para poder rodar con gomas nuevas hasta el fin de la prueba.
Cambiamos las ruedas, en esta ocasión realizamos la operación en poco tiempo, los dos lados a la vez y cada uno con su gato y su pistola de aire comprimido ya arreglada por el personal del circuito; encima contamos con experiencia y el equipo está al 100%.
A todo esto, observamos que los comisarios de pista y personal de Continental, otro patrocinador del evento y responsable final de las ruedas, pasan revisión más contundente a las ruedas, sobre todo a la izquierda, y obligan su cambio si aparece cualquier saliente metálico del flanco.
Nuestra estrategia empieza a dar frutos, tenemos gasolina para poder acelerar más y recortar distancias sin comprometer la finalización de la prueba. Además, contamos con neumáticos muy nuevos y no tendremos que parar a cambiar. Aumentamos el ritmo y comenzamos a bajar los tiempos.
Para no tener problemas en las ruedas, intentamos ser disciplinados con ellas en las curvas de derechas, pero en las curvas de izquierdas las tomamos a saco.
Vamos adelantando a otros equipos como si estuvieran parados, se nota que les queda poco combustible. Pero alarma, nuestra reserva ya lleva encendida mucho rato, no tenemos más gasolina para repostar, y la autonomía se va reduciendo.
No nos queda más remedio que levantar el pedal y comenzar a rezar para que no nos quedemos tirados.
Llegamos a escalar hasta la octava posición, cuando llegamos a estar últimos, y nos separa más de un minuto el séptimo clasificado. Si el tiempo que le reducimos es de 20 segundos por vuelta, en menos de tres vueltas podríamos cogerlos, pero ya son las 16:57 h y sólo tenemos tiempo para dar como mucho dos vueltas antes del fin de carrera.
Nuestro coche marca cero kilómetros de autonomía y no tenemos tiempo para intentar acercarnos. La carrera está a punto de terminar y yo, último piloto al volante, sólo me permito acelerar para subir las cuestas. El resto del circuito lo hago a punta de gas y sin frenar en las curvas, para no tener que gastar a la salida de las mismas.
Logro pasar por la bandera de cuadros sin problemas de combustible en una más que aceptable octava plaza y me dirijo a los boxes mientras termino la vuelta completa. En esta última vuelvo a acelerar ya sin preocupación y sin miedo de quedarme tirado (os recuerdo que tenía cero kilómetros de autonomía).
Llego al box de mi equipo y me reciben con aplausos y con caras de felicidad, me bajo y nos felicitamos todos; hemos terminado la carrera, hemos recuperado hasta la octava posición y ha ganado la solidaridad.
Nuestra más sincera felicitación al equipo Ford Fiesta 1.0 Ecoboost Autofácil Fundación Nipace, que fueron los ganadores de la carrera con una donación de 30.000 euros para proyectos solidarios.
Solo falta comentar que hubo un equipo que hizo un turno completo con la autonomía del Ford Fiesta a cero kilómetros, así que podemos estar tranquilos al conducir un Ford: aunque marque de autonomía cero llegaremos a la gasolinera.
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